En este momento estás viendo Pastoreo estratégico: Clave para la sostenibilidad de la actividad lechera
Imagen cortesía Román Jiménez - Acoganar

Pastoreo estratégico: Clave para la sostenibilidad de la actividad lechera

El pastoreo de ultra alta densidad (PUAD) y una fertilización centrada en las excretas de los bovinos beneficia al suelo y al bolsillo del productor, estas dos herramientas de la ganadería regenerativa ya están aplicándose en algunas lecherías especializadas.

La producción agropecuaria que hoy conocemos depende del uso de fertilizantes químicos, que son empleados para obtener un mayor rendimiento en todo tipo de cultivos, incluido el de los pastos. No obstante, Paco González Ulibarry —en su artículo Consecuencias ambientales de la aplicación de fertilizantes—, explica que su aplicación excesiva contamina las aguas subterráneas y superficiales, degrada la estructura del suelo, deteriora su microfauna, ocasiona desequilibrios biológicos y reduce la biodiversidad.

Otro de los factores que puede deteriorar la salud del suelo, causando su erosión y/o compactación, es el sobrepastoreo. En modelos regenerativos de Colombia y de distintas partes del mundo se viene usando el PUAD, que se caracteriza por “manejar una carga alta de animales o efecto manada, haciendo pastoreo no selectivo en un área reducida y en un tiempo corto (carga instantánea) con la ayuda de una cerca eléctrica móvil.

Las vacas tienen 10 m² de área de pastoreo por cabeza o menos, incrementando su voracidad, lo que lleva a tener un mayor porcentaje de cosecha de la pradera”, explica Nicolás Sierra, asesor de proyectos ganaderos y miembro del departamento técnico de la Asociación Colombiana de Ganadería Regenerativa (Acoganar).

El PUAD exige una atención mucho más oportuna del pastor porque 10 m² de forraje a una vaca le duran poco tiempo. “El encargado tiene que estar muy pendiente para que cuando esté muy próximo el agotamiento de ese forraje, nuevamente se le abra la siguiente franja al ganado y se le estimule nuevamente al consumo de pasto”, agrega. Un solo pastor puede manejar alrededor de 500 animales, sin requerir rejo y sólo valiéndose de su voz.

Otro de los beneficios del PUAD es el masaje que el animal hace con el efecto saliva, porque promueve un crecimiento más vigoroso del rebrote del pasto y con las patas también estimula a ese suelo para una mayor biodiversidad y mejor infiltración de agua. La tercera modalidad de masaje son las excretas que cumplen la función de abonamiento y la devolución de nutrientes y microorganismos nuevamente al suelo, siempre y cuando el animal esté libre de avemectinas, haciendo que el pasto crezca vigorosamente después de ser pastoreado.

Carlos Brigard, ingeniero agrícola y exproductor de leche, asegura que “para la salud del suelo la ivermectina es mortal, ya que lo esteriliza al acabar con la población de cucarrones estercoleros, que son los encargados de incorporar la materia orgánica”. Asimismo, Brigard agrega que “los fertilizantes químicos al ser sales dañan la salud del suelo y matan su microbiología, ¿por qué no usar el estiércol del ganado en forma de biopreparado, que es la base del mejor abono líquido y es gratis en lugar de tener que comprar el abonos químicos?”

En el caso de quienes aplican los principios regenerativos, la fertilización del pasto y la gestión del crecimiento del forraje está basada en excretas; el PUAD —con ganados libres de avemectinas— favorece que en el suelo quede un tapete de bostas y orina que son el mejor fertilizante. Si bien hay distintos productores de lechería especializada que hacen una gestión del forraje o pastoreo semejante, la diferencia radica en la producción de ese forraje, que en lo regenerativo prescinde también de herbicidas y plaguicidas.

Para Carlos Brigard, una de las bondades del PUAD o del pastoreo intensivo es que con el efecto manada se erradica el pastoreo selectivo, por lo que los herbicidas son innecesarios, ya que los animales consumen toda la vegetación disponible en el potrero. “El PUAD favorece que no se formen islas de pasto o de plantas que ‘no consume el ganado’, porque bajo este pastoreo el animal compite por todo el forraje y, por otro lado, es importante que estos consuman todas las especies que hay porque son beneficiosas, por ejemplo, hay leguminosas que del todo no son del agrado del animal y que sí son importantes para su nutrición”. El PUAD descarta la necesidad de instaurar monocultivos de pastos.

Una lechería especializada con herramientas regenerativas

Para Sierra, la transición al modelo generativo tiene que ir de la mano de la disminución de los insumos externos y del favorecimiento de la microbiología del suelo, de toda esa vida de este, que va a reemplazar la fertilidad artificial del suelo por una natural. Esa transición hay que hacerla de manera gradual, porque mientras el suelo se desintoxica y su vida vuelve a recuperarse hay una transición donde posiblemente se puedan obtener menos aforos, menos producción de pasto, porque este apenas está empezando a reaccionar nuevamente a la nueva forma de manejo.

“Si hay cambios en la oferta forrajera, en consecuencia, hay cambios en la carga animal del proyecto. El proceso debe hacerse muy cuidadosamente, introduciendo microorganismos, disminuyendo gradualmente la fertilización química. Ya hay empresas que lo están haciendo y asociados de Acoganar, que lo están haciendo en trópico alto con muy buenos resultados y que ya van en un 20 a 25 % solamente de fertilización artificial.”

El funcionamiento del suelo y su entendimiento son fundamentales para el productor y la sostenibilidad y éxito de su actividad. Es un tema en el que debemos entender y explorar aun más para que haya una mayor comprensión del mismo y nos permita ajustar nuestras estrategias para agilizar el avance en sostenibilidad y mitigar paulatinamente los riesgos derivados de la dependencia de los fertilizantes químicos.

Deja un comentario